El Atlantis aterrizó sin problemas este jueves en Florida con cuatro astronautas a bordo poco antes del amanecer, poniendo fin al programa de tres décadas de los transbordadores espaciales estadounidenses, marcadas por grandes acontecimientos y dos tragedias.
Las ruedas del Atlantis tocaron la pista del Centro espacial Kennedy, cerca de Cabo Cañaveral, a las 05:57 locales (09:57 GMT), 42 minutos antes de la salida del sol y en una noche perfectamente clara tras un descenso de 65 minutos desde su órbita terrestre. "Misión cumplida Houston y tras servir al mundo por más de 30 años, el transbordador estadounidense se ha ganado un lugar en la historia", dijo el comandante del vuelo, Chris Ferguson, luego de culminar las maniobras de aterrizaje.
"El Atlantis ya está en casa, completó su viaje. Es un momento histórico para ser saboreado", dijo el comentarista del centro de control de vuelo en Houston. "Estados Unidos no dejará de explorar el espacio", comentó Ferguson. "Dios bendiga a Estados Unidos", añadió. "Bien recibido Atlantis y aprovechamos para felicitarlos" por su tarea, respondieron desde el centro de control. "Sentimos hoy muchas emociones pero algo es indiscutible, Estados Unidos no detendrá la exploración" espacial, subrayó el comandante del vuelo al poner fin a la trigesima tercera y última misión de un transbordador. "El transbordador entró a puerto por última vez poniendo un punto final a su viaje", concluyó el controlador.
Casi como un último saludo al transbordador, poco antes del arribo del Atlantis la Estación Espacial Internacional (ISS, por su siglas en inglés) pasó sobre la vertical del Centro Kennedy y fue visible por alrededor de unos cuatro minutos. El transbordador, la máquina volante más compleja jamás construida, permitió especialmente poner en órbita al Hubble, el primer telescopio espacial que revolucionó la astronomía y además construir la Estación espacial internacional, entre 1998 y 2010.
Tan espacioso como un Boeing 747, el avanzado puesto orbital de la ISS de 100,000 millones de dólares es visto como la cumbre de la cooperación internacional en el espacio y con un laboratorio incomparable que es estimado esencial para preparar la exploración habitada del sistema solar. El transbordador que ha sido mucho más costoso en su explotación que lo previsto inicialmente con un costo de 775 millones de dólares por lanzamiento ha conocido dos catástrofes a lo largo de su historia.
La explosión del Chalenger el 28 de enero de 1986 tras su lanzamiento y la desintegración del Columbia el 1 de febrero de 203 durante su regreso a la atmósfera. En total, 14 astronautas perdieron la vida en este programa espacial. El transbordador Atlantis recorrió 8.5 millones de kilómetros durante su trigésima tercera y última misión, en la cual permaneció ocho días amarrado a la Estación Espacial Internacional, totalizando 202.67 millones de kilómetros en su cuenta total. Durante toda su carrera, este transbordador permaneció 307 días en el espacio y efectuó 4,848 órbitas alrededor de la Tierra.
El conjunto de los cinco transbordadores -de los cuales dos de ellos se perdieron en accidentes (Challenger, en 1986, y Columbia, en 2003), recorrieron un total de 872,9 millones de kilómetros y efectuaron más de 21.000 vueltas alrededor de la Tierra. Las cinco aeronaves totalizaron 1,333 días en el espacio. Luego de este 135 y último vuelo de un transbordador, Estados Unidos quedará sin medios para conducir a sus astronautas a la ISS y dependerá para ello de las naves rusas Soyuz hasta al menos el año 2015, el tiempo que al menos llevará reemplazar a los transbordadores, que serán construidos por firmas privadas en sociedad con la Nasa.
COSTOSO, CON RESULTADOS MODESTOS
El artefacto volador más complejo y costoso jamás construido, el transbordador espacial de Estados Unidos, permitió construir la Estación Espacial Internacional, pero confinó a los estadounidenses a la órbita terrestre en lugar explorar horizontes más lejanos. Con la construcción de la Estación Espacial Internacional (ISS), "la nave permitió demostrar que los hombres pueden trabajar en el vacío espacial, transportar grandes estructuras a ese lugar y ensamblarlas", explicó John Logsdon, ex director del Instituto Político Espacial en Washington y consejero en la Casa Blanca. En este sentido, el transbordador fue "un éxito, pues la ISS es la llave del porvenir" para los viajes con tripulación en el sistema solar, agregó.
Sin embargo, Logson estimó que la nave tuvo sus "fracasos". Además de los accidentes del Challenger en 1986, y de Columbia en 2003, el transbordador "no ha cumplido sus promesas: ser una máquina barata y fácil de usar", dijo. Logson precisó que este programa, el más largo de los 50 años de existencia de la NASA, costó 208,000 millones de dólares (con el valor del dólar de 2010). En comparación, el programa Apollo, que permitió a Estados Unidos enviar al primer hombre a la Luna en 1969, costó 151,000 millones de dólares.
Compartiendo esta opinión, Bill Barry, principal historiador de la NASA, recordó que "el objetivo oficial del transbordador, aprobado por el gobierno de Richard Nixon en 1972, era hacer que los vuelos espaciales fueran menos caros y accesibles al común de los mortales". Este fracaso podría explicarse por el hecho de que en aquella época, la Casa Blanca, en un afán de hacer ahorros, obligó a la NASA a hacer concesiones en cuanto a la concepción de la nave, haciendo que el sistema fuera mucho más caro de explotar, dijo Bill Barry.
Para John Logsdon, "el error fue desarrollar la totalidad del programa de vuelos espaciales con tripulación, alrededor de la nave que debió terminar sus funciones a inicios de los años 90". Se hubiera debido construir la ISS más pronto, pues la decisión de crear la Estación se remonta a 1984, opinó Logsdon, quien aseguró que "debimos haber aprendido las lecciones de la primera generación de transbordadores y ahora tendríamos una nueva nave para explorar la Luna".
En 2003, tras la desintegración del Columbia durante su retorno a la atmósfera terrestre, la oficina nacional de investigación estimó que el hecho de no haber reemplazado la nave más pronto "fue una falta de liderazgo nacional", recordó Logsdon. Y el error se perpetuó, según Scott Pace, director del Instituto de Política Espacial en Washington y ex alto funcionario de la NASA, durante el gobierno de George W. Bush.
Pace estimó que el presidente Obama no debió cancelar el programa Constellation de su predecesor para regresar a la Luna con el cohete Ares 1 y la cápsula Orión. Según él, Ares 1 habría podido también lanzar a Orión con tripulantes hacia la ISS. Eso "hubiera dado una opción pública de transporte a la ISS (durante los próximos 4 años) hasta estar seguros que el sector privado puede tomar el relevo", explicó.
La NASA espera que su cooperación con firmas como Boeing, SpaceX, Sierra Nevada o Blue Origin, le permitirá comprar lugares en al menos uno de los sucesores estadounidenses del transbordador, a fin de conducir a sus astronautas a la ISS, en 2015.
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Atte. DM
Shuttle Program: A Tribute in Pictures
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